Santísima Trinidad

SANTÍSIMA TRINIDAD - C
Solemnidad (en preparación)
Lecturas: Proverbios 8, 22-31/
Salmo 8 . "Señor, nuestro Dios, qué admirable es tu nombre en toda la tierra"/
Romanos 5, 1-5/
Juan 16, 12-15.

"Gloria a Patris, et Filio, et Spíritui Sancto"

PENTECOSTÉS - C
Solemnidad (en preparación)
Lecturas: Hechos 2, 1-11/
Salmo 103 "Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra"./
1era. Corintios 12, 3b-7. 12-13/
Juan 20, 19-23.

"Veni, Sancte Spíritus, reple tuórum corda fidélium; et tui amóris in eis ignem accénde" Allelúia...

Ascensión del Señor - C

ASCENSIÓN DEL SEÑOR - C
(en preparación)
Lecturas: Hechos 1, 1-11/ Salmo 46 "El Señor asciende entre aclamaciones/Efesios 1, 17-23/Lucas 24, 46-53.
Solemnidad

Hoy celebramos la fiesta de la ascensión del Señor, lo más significativo de esta celebración es el encargo de Cristo Resucitado a la Iglesia; más bien resulta ser -al escuchar las lecturas- un llamado a no quedarnos perplejos en mirando al cielo, sino convertirnos en discípulos y misioneros de quien es la Vida y la Verdad.

Hemos escuchado la primera lectura de los hechos de los apóstoles, que es la continuación del evangelio de San Lucas, coincidente con este domingo, si ponemos atención el Evangelio termina con el mismo relato que se inicia el libro de lo hechos de los apóstoles. Hemos escuchado el relato de la ascensión del Señor, Jesús -Resucitado-, luego de haber compartido durante cuarenta días, asciende a los cielos, vuelve junto al Padre de donde ha venido, pero más que subir, es una vuelta al Padre, y un permanecer en su Iglesia, por medio de la promesa del Espíritu Santo.

Significativo es escuchar en estas dos lecturas, la fuerte alusión al Espíritu Santo, tan presente en Lucas; es el Espíritu el que da la vida, es el continuador, es el abogado, como nos lo presenta San Juan; el Espíritu Santo es que le otorga el dinamismo a la Iglesia, es la fuerza que permite avanzar y proyectarnos ya en el tercer milenio de la historia de la fe.

Otra invitación concreta, es la que hemos escuchado en la segunda lectura, san Pablo a los Efesios, hace en primer lugar una confesión trinitaria al inicio de la lectura, para luego, dar paso a un desarrollo netamente cristológico, lo cual debe mover a los creyentes a una mayor entrega, reconociendo siempre que Cristo fue construido por Dios, sobre todo (es lo que celebramos al recordarlo como Cristo Rey).

Hermanos y Hermanas, que importante es hoy, frente a un mundo cada vez más alejado de Dios, por el individualismo, la soberbia confianza en si mismo, poder mostrar el rostro del Señor resucitado; la invitación a bajar la mirada, que nos puede dejar perplejos e indiferentes, y ponerla en la realidad, donde hay que dar un testimonio real y convincente.

Que con esta confianza nos acerquemos cada vez más a la gloria prometida -el cielo- del cual Cristo -nuestra cabeza- participa junto al Padre en la mutua comunión del Espíritu Santo, que se nos da constantemente a cada uno de nosotros. ASI SEA.

6to. Domingo de Pascua-C

SEXTO DOMINGO DE PASCUA - C

Lecturas: Hechos 15, 1-2.22-29/ Salmo 66/
Apocalípsis 21, 10-14.22-23/Juan 14, 23-29.
En Chile, día de la Madre.

La liturgia de la Palabra en este sexto domingo de pascua, nos presenta el ideal de la integración, como camino de acogida y respeto dentro de la comunidad, es el ideal que hemos escuchado en el libro de los Hechos de los Apóstoles, donde se nos presenta la apertura hacia los paganos, a los cuales, no se les deben agregar más cargas, pues, la integración merece como primera actitud el respeto, y por otro lado saber que quienes están o se sienten más adelantados en el camino del Señor, no pueden pretender querer achacar el mismo proceso a quienes recién se van integrando o van acogiendo el mensaje de la buena noticia.

En esta misma línea, hemos orado con el salmo 66, en el cual reconocemos que al Señor y sólo a él deben dar gracias los pueblos, es decir el pueblo, escogido, congregado, amado por Dios, es el que debe dar gracias al Señor, por las maravillas realizadas, ahora bien este pueblo, amado por Dios es un pueblo que vive o por lo menos es así su deseo, vivir en la unidad, de un solo pueblo-rebaño.

Este pueblo de Dios, como hemos escuchado en la lectura del libro del Apocalipsis, es el pueblo, cimentado en el único y bello templo que es Cristo, el cual es construido con el soporte de los apóstoles, el sentido de las puertas, no es otra cosa que, la llamada a que de todas las naciones –salmo 66- están llamados por el cordero inmolado, a formar una sola nación, la cual gozará de la Jerusalén Celestial, que es el cielo prometido.

El evangelio de este domingo, no es otra cosa que la coronación de las lecturas que hemos compartido, nuevamente, en el contexto de la última cena, ese momento íntimo del maestro con sus discípulos, los invita a permanecer en el amor. La fidelidad a Dios, se mide por el grado de amor que hay en quien ama, el cual, no a Dios solamente, sino que lo ama en los hermanos, es ahí donde el amor se hace fecundo, se hace verdadero. Jesús les promete el abogado cuando él ya no esté, este abogado es el Paráclito, el Espíritu Santo, quien mantendrá, como lo ha hecho por 2000 años, la fuerza y entusiasmo de los seguidores del maestro. Finalmente en este sentido de la integración, Jesús deja la Paz, que es ¡su Paz!, esa paz que permanece y que está llamada a repartirse entre los hombres, para que Dios Habite de mejor manera en medio de los hermanos.

Finalmente, por estos días el sucesor de Pedro visita las tierras latinoamericanas, es él, el papa Benedicto XVI, quien continúa la misión de Pedro, y como fieles cristianos, estamos llamados a ser más que nunca fieles a la cátedra de Pedro. Estamos llamados a ser piedras vivas en medio de nuestra América, para que seamos discípulos y misioneros, para que los pueblos, en Cristo Redentor, tengamos vida.

También hoy, oramos de manera especial, por aquellas mujeres que nos han dado la vida, nuestras madre, que siempre están a nuestro lado en el camino de la vida, ellas son siempre el soporte y apoyo de los hijos, ellas saben cuidar, amar y defender si es necesario la vida de sus retoños; oremos por ellas, por las que están vivas y por aquellas que han partido al encuentro del Padre; amemos a nuestras madres como un tesoro que el Señor nos ha regalo, de ello tenemos modelo cuando al leer el Evangelio, se nos presenta a la Madre de Jesús, y la relación de debió haber existido. Así Sea.

5to, Domingo de Pascua/San Pedro Nolasco, Nuestro Padre Fundador

Domingo 6 de mayo de 2007
5to. de PASCUA -C

Lecturas: Hechos 14, 21b-27/ Salmo 144/
Apocalípsis 21, 1-5a/Juan 13, 31-33a.34-35

En el contexto de la semana de oración por las vocaciones, la liturgia nos presenta hoy, el Evangelio, en el cual Jesús cenando con sus discípulos, les manifiesta la novedad de su misión en este mundo, que nos es otra que el AMOR, amor que se expresa en lamutua comunión de vida entre los hermanos; en en el contexto de la cena, momento de reunión, donde Jesús les entrega el mandamiento "nuevo", el que consiste en amarse mutuamente, pues, será y es la señal por la cual deberíamos se conocidos los cristianos.
Es la misma experiencia del Amor, que se hace entrega, la que Pablo en los hechos de los apóstoles, (1era. lectura) refelja en el anuncio misionero, no sólo, a los judíos, sino a toda la humanidad, con esto nos queda claro, que el mensaje del amor, nunca puede tener barreras, sino que debe ser propagado con el empuje misionero de Pablo.
El salmo de la misa, es la convicción de que Dios, es bodadoso y compasivo, es la virtud que hoy, en medio de la sociedad tan individulista, debemos testimoniar con nuestra vida, debemos mostrar el rostro compasivo de Dios, pues, es ahí donde el amor de Dios se refleja con más fuerza.
La segunda lectura, es la invitación a que, una vez asumido el amor de Dios, lo sintamos presente, pues, si Dios, por el envío de su Hijo ha habitado en medio nuestro, estamos llamados a ser un sólo pueblo, guiados por el único pastor.
En este sentido de las lecturas que hemos escuchado, resuena con más fuerza el Evangelio de Hoy, el mandamiento nuevo, debe calar en nuestra vida, en nuestra propia vocación.

Que María, nos ayude a confiar más en su Hijo, y que ella vele para que en la Iglesia, no falten vocaciones de servicio a la comunidad, al pueblo de Dios. Así sea.

Domingo 6 de mayo de 2007
San Pedro Nolasco, Nuestro Padre Fundador
Solemnidad

Lecturas: Hechos 7, 17-20. 31-34/ Salmo 106
Gálatas 5, 1. 6. 13-14. 18. 22-25/Mateo 25, 31-40

Hoy, nuestra familia Mercedaria se alegra, pues, recordamos y celebramos la solemnidad de neustro padre Nolasco, quien en los inicios del siglo XIII, inspirado por María nuestra madre, se dejó llevar por una hermosa aventura: "ser Redentor de cautivos, a la manera de Cristo". De igual forma, casí ocho siglos después, nosotros como hermanos de nolasco, queremos seguir sus huellas y caminar por las sendas de la liberación, queremos seguir siendo "Merced de Dios para los hombres y mujeres de hoy".

Hemos escuchado las lecturas propias de la solemnidad, en ellas se nos manifiesta la escencia del ser mercedario o mercedaria.

En la primera lectura, se nos presenta la figura de Moisés, quien en cierta forma se convierte en liberador de su pueblo, este texto inpira y da sentido a la figura de Nolasco, a quien la tradición mercedaria, lo ha llamado el nuevo Moisés, pues, Nolasco también se fijó en la miseria de su pueblo y acudió en su ayuda.

La seguda lectura de San Pablo a los Gálatas, es la invitación a que estamos llamados a la libertad, pues, para ser libres nos liberó Cristo, es decir, el mercedario no se entiende ajeno al sacrificio de Cristo, eso es lo que le da sentido a nuestra vida; para ello hay que dejarse guiar por el Espíritu que habita en nosotros; sólo así podremos llegar al ideal del Evangelio que hemos escuchado, pues, cuando Cristo habita en nosotros y en neustra vocación, sabremos descubrir al pobre, al encarcelado, al desnudo, al encarcelado.

Que nuestro padre, nos ayude a ser mejores mercedarios, y que María de la Merced, nos ampare en esta hermosa aventura de ocho siglos. A Cristo Redentor, sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. amén