JORNADA PJM ZONA - SUR... CHILLÁN 3 DE JULIO 2010

Pastoral Vocacional Mercedarios de Chile

Profesión de Votos Solemnes - Fr. Rodrigo Aguilar Gómez - 10 de Octubre de 2008

lunes, 26 de febrero de 2007

LLamados a ser protagonistas de la redención, hoy.

Llamados a ser protagonistas de la redención, hoy

Fr. Rodrigo Aguilar Gómez O de M
Estudiante Mercedario


“Llamó a los que el quiso”[1], apoyados en estas palabras de Jesús, y a través de estas líneas, deseo presentar la labor que nuestra Pastoral Vocacional Mercedaria[2], - de la cual formo parte -, realiza en el trabajo de acompañar a los jóvenes que se acercan para hacer un camino de discernimiento Vocacional, que les ayudará a dar una respuesta generosa a lo que Dios quiere de sus vidas. Unimos nuestro trabajo bajo el lema: “Te he llamado por tu nombre”[3]; con el cual queremos que muchos jóvenes de tantas partes de nuestro país, descubran que el Señor los llama por su nombre para que sean verdaderos “centinelas de la aurora del nuevo milenio”[4]. Desafíos que hemos asumido como propios a nivel de nuestra pastoral.

Ahora bien, otro de los desafíos que se ve reflejado en nuestra pastoral vocacional, es darles a entender a los jóvenes que se acercan, que el discerniendo que ellos realizan, es hacia una vocación cristiana; no limitando a nuestros jóvenes sólo a una vocación especifica, como el ser religioso, sino dándoles a entender que es el Señor quien llama para que sean “protagonistas” en este caso en la perspectiva mercedaria, “Protagonistas de la Redención”. Esto es lo que nosotros queremos impregnar en nuestros jóvenes, que se sientan realmente protagonistas, en este mundo que necesita de testimonios verdaderos de Redención, en medio de tantos signos de cautividad, pues donde haya una situación degradante y que oprima al hombre, ahí debe estar un redentor o sea un mercedario.

Es así que como pastoral vocacional mercedaria, es nuestra tarea, lograr que los jóvenes, ya sea, de nuestros colegios, parroquias o quines nos han conocido de una u otra manera; adquieran una madurez, que les haga capaces de acoger el querer de Dios para sus vida y que les permitirá realizar una opción real que los haga plenamente felices, y concientes de la misión que deben acoger y asumir

Esto requiere un esfuerzo no solo de la pastoral vocacional, sino un esfuerzo y colaboración de toda nuestra comunidad y sus miembros, ayudando al joven a sentirse acogido y motivándolo a dar pasos para su vida. De ahí que es un esfuerzo común que nos compromete en la tarea de formar a los nuevos redentores que nuestra familia religiosa necesita, para extender el Reino de Dios; en los lugares donde hoy los mercedarios realizamos nuestro apostolado.

De igual manera, la Familia, de nuestros jóvenes, como Iglesia doméstica juega un papel importante en esta misión, ya que es el primer lugar donde se cultiva la vocación y donde se vive el amor a nivel más intimo.

“Y dado que, según el designio divino, está constituida como «íntima comunidad de vida y de amor», la familia tiene la misión de ser cada vez más lo que es, es decir, comunidad de vida y amor, en una tensión que, al igual que para toda realidad creada y redimida, hallará su cumplimiento en el Reino de Dios. En una perspectiva que además llega a las raíces mismas de la realidad, hay que decir que la esencia y el cometido de la familia son definidos en última instancia por el amor. Por esto la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa”[5]

Por eso que, es importante tomar conciencia de nuestra condición de convocados y enviados, pues en la medida en que nos sintamos más iglesia y nos sintamos convocados por el Señor, podremos comprender que el llamado del Señor es para algo grande que requiere un compromiso: Ser protagonistas de la redención, en un mundo que necesita el testimonio de hombres y mujeres que descubran su propia vocación y la hagan resplandecer como piedra preciosa. Esto es en definitiva el esfuerzo que realizamos para que nuestro jóvenes den una respuesta generosa a la llamada interior que el Señor les hace, y entreguen lo mejor de si, para el bien de la Iglesia. De esto surge que, tanto el joven que visita nuestra casa, como el que participa en nuestras jornadas, sienta nuestra cercanía y se sienta acogido por los que aquí vivimos y tenga la experiencia de conocer como se desarrolla nuestra vida, compartiendo en todo con nosotros.

Al hablar de Vocación, no reducimos el termino a un estado en particular, como quizá muchas veces se entiende, sino que nuestro objetivo es lograr, que, quienes sienten la llamada de Jesús, se sientan completamente libres, para seguir el camino que Dios les muestra; ya sea en la Vida Religiosa, en el matrimonio, en el sacerdocio, etc. Lo importante es que nuestros jóvenes sean personas felices, plenas y comprometidas.


“Invitamos a los jóvenes hombre y mujeres, para que, a partir del encuentro con Jesucristo, sean generosos, alegres y entusiastas, como lo son, y respondan con gratuidad y fidelidad a Dios Padre ante la vocación a la que Él los llama. No tengan duda jóvenes, que ofreciendo sus vidas, en el servicio del pueblo de Dios, a través del sacerdocio y en la vida consagrada, o en el matrimonio, podrán desarrollar con plenitud de vida, el llamado a la santidad y al servicio del Reino en nuestra historia”.[6]

Es así como a lo largo del tiempo, nuestro trabajo no ha sido en vano, siempre hemos procurado que nuestros jóvenes descubran la llamada del Señor, y así lo han hecho, pues en el tiempo muchos han descubierto que el Señor los llamó a la vida religiosa, entre los cuales me incluyo, pues pude darme cuenta, con la ayuda de Dios y de quienes me acompañaron en mi proceso vocacional, que el Señor me llamaba a ser protagonista de la Redención en este tiempo y me llamaba a dar lo mejor de mi, para poder ser verdaderamente testigo del Señor en el mundo.

Por eso, como pastoral vocacional mercedaria, debemos dar gracias a Dios por todos los jóvenes, que han acogido la llamada de Jesús, y se han entregado por entero a la misión del Señor y que hoy son parte de nuestra familia religiosa, pues sintiendo la protección de Nuestra Madre de la Merced y siguiendo el ejemplo de nuestro fundador San Pedro Nolasco, han entregado bajo este carisma tan particular: La Redención.

De igual manera muchos otros descubrieron que el Señor los llamaba no para la vida religiosa en particular, sino para otra tarea especifica; es así como hoy en día podemos decir llenos de alegría, que muchos de nuestros jóvenes han asumido una vida de familia comprometida, otros nos acompañan en el trabajo pastoral en parroquias, colegios, capillas, participando como laicos muy comprometidos; y otros que en diversas partes viven su vocación, ya sea en el estudio, o en una profesión u oficio. Así ellos dan testimonio de su fe y han logrado descubrir la llamada del Señor, llenos de gozo.

De aquí surge nuestro deseo que a través del tiempo, sigan llegando muchos más jóvenes que tengan inquietud vocacional, y que estén discerniendo lo mejor para sus vidas; para que en nuestra casa sean acogidos y podamos brindarle apoyo y compañía, aportando nuestro pequeño grano de arena en algo tan grande como es descubrir nuestra propia vocación.

Finalmente sea éste texto bíblico nuestra inspiración, para entender la necesidad de vocaciones para nuestra Iglesia, sobretodo en la actualidad, donde se hace necesario llevar la palabra de Dios a todos los hombres de buena voluntad.

“Jesús les dijo a sus discípulos: la mies es mucha y los obreros pocos, rueguen pues al dueño de la mies que envíe operarios a su mies”[7].




[1] Mc. 3, 13b.
[2] ORDEN DE LA MERCED, “Plan general de Vocaciones Formación y Estudios”, N° 41, Roma 1988.
“La orden encarna su misión redentora en la Iglesia y en le mundo de hoy, presentándose con un estilo de vida que atrae a nuevos miembros y potencia su acción apostólica para liberar de las nuevas formas de cautividad”. ( Cfr. Programación 5, 1)
[3] Is. 43, 1
[4] Mensaje en la Vigilia del “Encuentro continental Encuentro Continental de Jóvenes”, pronunciado por Juan Pablo II, Club Hípico, Santiago de Chile 1998.
JUAN PABLO II, Carta Apostólica “Novo Millennio Ineunte”, Roma 2001
[5] JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica: “Familiaris Consortio”, Roma 1981
[6] CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE, Comisión nacional de Pastoral Vocacional, Carta “Te he llamado por tu nombre”, convocatoria para el año vocacional, Santiago 2002
[7] Lucas. 9, 37-38

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